La Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (AASM) sostiene que la música ayuda a relajar y a dormir. En esta línea, la Fundación del Sueño de Estados Unidos recalca que la música es un elemento que sirve para disminuir la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Asimismo, la música provoca en el cuerpo la relajación de los músculos. Por tanto, podemos afirmar que la música contribuye a relajar profundamente a las personas hasta el punto de poder llegar a conciliar el sueño.
Cómo la música ayuda a relajar
Los efectos de la música, según se explica en un artículo publicado en El PAÍS, van más allá. Eso es así, porque afecta, de una forma directa, al sistema nervioso parasimpático. Este sistema es el responsable de dilatar los vasos sanguíneos, relajar los músculos o ralentizar el corazón.
La música, además, tiene la capacidad de disminuir la sensación de estrés y la ansiedad después de un día ajetreado. La música actúa sobre la mente de forma que transforma el caos mental en armonía. Es entonces cuando los efectos de relajación se hacen presentes y puedes recuperar el equilibrio que has perdido por una situación compleja o después de un día difícil.
Sin embargo, el resultado de estas investigaciones no válida todo tipo de música. Así, la música estimulante no podría encajar en este planteamiento. Ni tampoco aquella música que esté acompañada de letras complejas o con una carga emocional que te pueda afectar. En este contexto, y aún más con la idea de llegar a una relajación profunda, lo ideal sería una música sin letras, ni voces; es decir, música instrumental.
El ritmo de la música debería de ser similar al ritmo que tiene el corazón cuando una persona está tranquila.; es decir entre 60 y 80 pulsaciones por minuto. Por ejemplo, es posible escuchar piezas de jazz o música clásica, entre otros estilos que ayuden a la relajación. Aunque el gusto por la música es tan diverso como personas hay en el mundo. Y, por ello, en este marco debes de buscar la que más se adapte a ti.
No obstante, también se puede alcanzar un estado de relajación profunda con lo que se conoce como ruido blanco. Es decir, sonidos que tengan la capacidad de neutralizar el sonido ambiente. Se considera ruido blanco, por ejemplo, el sonido del agua de un río, el sonido del mar o cualquier sonido de la naturaleza.
El entorno es clave para la relajación
Aunque la música como hemos certificado tiene la capacidad de influir en la relajación es crucial que el entorno y el espacio que elijas para relajarte cumpla con determinadas condiciones. Entre ellas, que sea un sitio alejado del tráfico o de ruidos molestos como los causados por una obra, por ejemplo. Se trata de buscar un espacio lo más tranquilo posible. En este sentido, si el espacio que buscas para relajarte es agradable y tiene una decoración que transmita serenidad será de gran ayuda para conseguir ese objetivo.
La música influye en la calidad de vida y, por extensión, en tu salud. Los estímulos que produce la música en el cerebro son suficientes para cambiar tu estado de ánimo. Los efectos de la música son beneficiosos en cualquier edad. De todos es conocido que se recomienda estimular a los recién nacidos y durante los primeros meses de vida con música que ayude a entretener, calmar el llanto o a dormir. De igual modo, en las diferentes etapas de la infancia la música juega un papel clave en el desarrollo intelectual de los niños.
La ciencia demuestra a través de diversas investigaciones científicas que la música es buena para salud. Eso es así desde la infancia hasta la madurez porque en todas las edades es bueno escuchar música. La música es clave en algunos tratamientos médicos. La musicoterapia, de hecho, ayuda en ocasiones a paliar y combatir el dolor. Además, de cambiar el estado de ánimo que en el caso de una persona que se somete a un tratamiento médico es clave.
En cualquier caso, a estos beneficios se ha de sumar el poder que tiene para la relajación porque vivir en un estado de armonía, paz y equilibrio es bueno para la salud. En este contexto, es importante saber usar este recurso para evitar, por ejemplo, enfermar o llegar a un estado de crispación. Sabiendo canalizar los efectos positivos de la música sobre el cuerpo podrás disfrutar aún más de la paz, el sosiego y la serenidad que puede llegar a transmitir.
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