Los valores personales son aquello que nos guía en la vida. Tanto tu personalidad y tu manera de actuar como la forma que tienes de presentarte al mundo, se asientan sobre tus valores personales. Al reflexionar sobre ellos, y si en un primer momento te cuesta ubicarlos, piensa en qué es importante para ti en la vida. También estarán ligados con las creencias personales, por lo que, si tienes dudas, puedes recurrir a estas cuestiones.
Como puedes ver, no es un tema baladí y en muchas ocasiones requerirá de trabajo descubrirlos y desarrollarlos.
La ventana de Johari
Para conocer mejor tus valores personales es importante que te conozcas a ti mismo, aunque también te puede ayudar lo que los demás sepan de ti. Este ejercicio te ayudará a hacerte consciente cuánto sabes tú y cuánto el resto. Además, tan solo necesitarás papel y lápiz.
Primero, intenta romper o doblar la hoja para que tenga forma cuadrada, aunque no es necesario que sea perfecto. Representa la parte de arriba como “Yo” y la del lateral izquierdo como “Los otros”.
La forma más fácil de hacerlo es que marques el centro de arriba y del lateral por la mitad, para representar una escala de 0 a 100 siendo esa marca 50. Posteriormente, plantéate cuánto te tomas en serio o te importa la opinión de los demás sobre ti del 0 al 100. Haz lo mismo en la columna horizontal, pero preguntándote cuánto comparto sobre mí mismo con los demás. Una vez hecho haz una línea recta con cada puntuación y tendrás tu ventana.
El cuadrante superior derecho representará lo que tú sabes sobre ti y compartes con los demás, siendo el que está a la derecha lo que los demás conocen de ti, pero tú no. Por otro lado, el cuadrante inferior izquierdo será lo que tú sabes de ti, pero los demás desconocen. Por último, estará el cuadrante que representa la parte que no conoces ni tú ni los demás.
Piensan en tus momentos más satisfactorios
Para trabajar y potenciar tus valores personales es importante conocerlos bien. Una manera sencilla de saber cuáles son es pensando en cuándo los usaste. Piensa en qué actividad te ha hecho sentir más satisfecho contigo mismo y por qué. Puedes incluso buscar varios ejemplos y compararlos para extraer lo que tienen en común. Si los recuerdas con tanta claridad, es por un motivo. Un buen indicativo de que estás trabajando tus valores personales será, sin duda, sentirte bien contigo mismo.
Reflexiona sobre las personas que te rodean
Al pensar en las personas de tu alrededor piensa en cuáles son las que más admiras y por qué. Lo más probable es que “lo que sientes que los hace especiales” sea precisamente aquellos valores personales que tú mismo quieres potenciar. Si sientes que ellos van un paso por delante, no temas preguntarles cómo lo logran. Aprende de su experiencia. Además, puedes pedirles que te digan cuáles creen que son tus valores y si los compartes con ellos.
Por otro lado, puede que incluso extraigas tus valores de personajes de ficción. Si este es el caso, piensa en las características que hacen que lo admires y cómo podrías reproducirlas en tu vida diaria.
Valora tu día a día
¿A qué le das más valor en tu día a día? ¿Tienes un momento favorito por ser especialmente satisfactorio? A priori, podrás no darle importancia, pero en este punto también deberías incluir los momentos de ocio y no solo los profesionales. Puede que el momento álgido de tu día sea cuando le dedicas algo de tiempo a tu jardín, lo que podría indicar que uno de tus valores personales es la paciencia. Por otro lado, puede que sea salir a correr para despejarte y no pensar en nada, pero, ¿y si ese fuera precisamente uno de tus valores personales? La perseverancia.
Si buscas seguir trabajándolos no restes estos momentos a tu día, de hecho, intenta expandirlos tanto como te sea posible. A veces podrás sentir que estás perdiendo el tiempo o que podrías estar aprovechándolo de forma más productiva en vez de con ese hobby concreto, pero lo cierto es que estarás trabajando sobre ti mismo.
Ponlos en práctica
Una vez hayas reflexionado y descubierto cuáles son tus valores personales, tocará hacerte consciente de todas las situaciones en las que podrás ponerlos en práctica. Esta parte puede parecer más sencilla que descubrirlos, pero tendrás que entrenarte a ti mismo para identificar en qué situaciones puedes usarlos y potenciarlos. La próxima vez que te encuentres ante una encrucijada vital o un momento delicado, piensa en la manera de aplicar esos valores para resolverla. Muchas veces entrará en conflicto con la solución “fácil”, pero la mejor manera de trabajarlos será precisamente en estos momentos.
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