Si estás tratando de poner más orden en tu vida, o sencillamente quieres mejorar en algún aspecto, seguro que has pensado en establecer un orden de prioridades en tu día a día. Esta acción de comprometerte contigo mismo es fundamental porque te ayuda a destacar los aspectos importantes en los que debes centrarte y cómo llevarlos a cabo de la mejor manera posible. Mantener este orden de prioridades no es siempre sencillo, así que en este artículo vamos a repasar algunas formas de conseguirlo.
Por qué es importante el orden de prioridades
Vivimos en una época en la que estamos rodeados de estímulos y ello nos lleva a distraernos más fácilmente y a pasar de una tarea a otra. El acceso a tanta información puede ser algo positivo, pero cuando nos bombardeamos a nosotros mismos con ella es fácil perder la concentración y empezar a divagar sobre otros temas que nada tienen que ver con lo que realmente queremos hacer. Establecer un orden de prioridades en nuestra vida nos puede ayudar a centrarnos en las cosas que verdaderamente nos importan y a no dejarnos distraer por todo ese exceso de información o estímulos.
Establecer tu orden de prioridades te ayudará a marcarte metas y a pensar en cómo alcanzarlas, pudiendo dividir esa meta a largo plazo en pequeñas metas más fáciles de conseguir. Lo más probable es que, sin este orden de prioridades, tu vida se base en reaccionar a los eventos que te estén ocurriendo y pierdas la perspectiva a largo plazo, perdiendo el margen de mejora que podrías conseguir estableciendo objetivos y metas que alcanzar. Además, una herramienta que podrá ayudarte enormemente en el proceso será la meditación mindfulness, la cual mejora la concentración.
Qué orden de prioridades seguir
Esta es una pregunta que varía mucho de una persona a otra y no tiene una respuesta común en todos los casos. Cada persona deberá establecer su orden de prioridades dependiendo de sus metas y valores personales. Pregúntate qué quieres alcanzar en la vida y cómo quieres alcanzarlo, lo cual también incluye la pregunta de qué tipo de persona quieres ser. No es algo sencillo y deberás dedicar tiempo a reflexionar sobre este tema, pero tranquilo, porque no podrías invertir mejor tu tiempo que respondiendo a estas preguntas.
Una vez sepas cuáles son tus metas, elabora tu orden de prioridades, teniendo en cuenta que estas prioridades te empezarán a acompañar en tu día a día. Es por ello que debes ser sincero contigo mismo y comprometerte a seguir con el camino que te hayas marcado. Por supuesto, podrás variar o ajustar este orden de prioridades en base a lo busques y a tus valores personales, la vida evoluciona y puede que tu orden de prioridades deba evolucionar con ella.
No te juzgues
La base del orden de prioridades radica en las metas que tú quieras alcanzar y eso no podría ser más personal. Este es un ejercicio que harás contigo mismo para alcanzar un crecimiento personal y solo tú debes responder al qué y al cómo.
Cómo empezar
Mucha gente no sabe responder a la pregunta de qué cosas desea alcanzar en la vida. Es comprensible, pues no existen respuestas fáciles a este respecto. Si no tienes muy claro por dónde empezar, empieza examinando tu día a día y pensando cuáles son las cosas que más te llenan y cuáles sientes que te sobran o que podrías mejorar. La rutina establece acciones automáticas y la mayoría de las veces seguro que no te paras a pensar por qué las haces o si están en sintonía con las cosas que quieres alcanzar.
Un ejemplo claro podría ser el querer mejorar la calidad de tus relaciones sociales. Si analizas tu día podrás observar que quizá no le estás dedicando el tiempo suficiente a este apartado y que, en cambio, pasas mucho tiempo viendo la televisión o mirando el móvil. Este ejemplo, de hecho, es aplicable a muchos otros aspectos, como querer mejorar tu nivel físico o querer iniciar un proyecto, pero sentir que no tienes tiempo. Observar tu rutina te ayudará a ver en qué cosas estás invirtiendo tu tiempo y cómo mejorar para establecer tu orden de prioridades.
Cuando establezcas tu orden de prioridades es posible que sientas que no estás cumpliendo con él. Esta observación puede serte útil si no te juzgas y te enredas en pensamientos fatalistas del tipo “lo estoy haciendo mal”. Es normal que al principio te cueste, pero trata de seguir lo establecido contigo mismo. Con el tiempo podrás comprobar que cada vez te es más fácil seguirlo y que, poco a poco, vas alcanzando las metas que te propusiste.
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