En nuestros días es cada vez más común utilizar conceptos como neuromarketing o neurocomunicación. Suenan innovadores y, de hecho, cada vez hay más estudios detrás de estos términos, pero ¿sabes realmente qué significa el término neurocomunicación y por qué es importante? En este artículo despejaremos todas tus dudas.
¿Qué es la neurocomunicación?
La neurocomunicación es la aplicación de la neurociencia en las comunicaciones humanas. Todos conocemos la importancia de la comunicación, pues somos animales sociales en gran parte gracias a ella. Por ello, si la comunicación ya resulta un campo de estudio amplio, imagina lo extenso que se vuelve al añadir el estudio del cerebro a los procesos que subyacen tras la comunicación. Así pues, su principal objetivo es aprender cómo desarrollar el mejor estilo comunicativo posible, adaptándolo a situaciones concretas, como la social, profesional o incluso la comunicación ante una gran audiencia. De hecho, ya se está estudiando de qué forma se pueden aplicar los conocimientos de la neurocomunicación a la movilización de los mercados internacionales.
¿Por qué es importante este campo?
Si entendemos cómo funciona la comunicación humana podremos desenvolvernos mucho mejor en situaciones en las que la palabra sea el medio para la resolución de un problema. Probablemente cualquier situación podría resolverse si encontrásemos las palabras exactas, esas que te permiten explicarte de la mejor manera posible y llegar a tu interlocutor. El problema es que muchas veces no conocemos esas palabras, pero gracias a la neurocomunicación podríamos encontrarlas. No obstante, y como hemos mencionado, la neurocomunicación es un campo que abarca todos los aspectos de la comunicación, no solo la verbal. Por ello, también se centra en aspectos como la observación e interpretación de las señales corporales que te envía tu interlocutor o la capacidad de escucha activa, entre otros.
¿Qué nos dice la neurocomunicación?
La neurocomunicación ya ha arrojado claves que te pueden ser de gran utilidad a la hora de mejorar tu estilo comunicativo ante una persona o ante un gran público. Una de las variables imprescindibles es entender a la audiencia a la que nos dirigimos y su contexto para dar mensajes que atraigan la atención de los oyentes. Por ejemplo, no es lo mismo preparar una ponencia para un grupo de personas jóvenes que para uno de jubilados, aun hablando del mismo tema. Si quieres tener éxito tendrás que adaptar el mensaje y las formas de llamar su atención. Otro punto importante es saber escuchar y que se dé una reciprocidad, dejando por ejemplo que hagan preguntas o comentarios. Esto aumentará enormemente su implicación en la charla y desarrollarán un nivel mayor de confianza.
Es importante también usar ejemplos impactantes para facilitar la memorización. Esto ayudará a crear un recuerdo más claro de lo hablado en la charla y llevará a la persona a recordar el resto de la ponencia o conversación. Puedes valerte también de apoyos visuales como videos o incluso dar ejemplo basándote en tu propia experiencia. El punto principal es llamar la atención de tu público de forma periódica. El cerebro puede mantener la atención durante una cantidad de tiempo limitada (alrededor de los 15 minutos), pues a partir de ese tiempo la atención empieza a decaer. Debido a ello, es importante llamar la atención de forma recurrente y usar técnicas como mirar a los ojos de tu interlocutor o hacer un buen uso de las pausas durante tu discurso.
En este sentido, reflexiona sobre los elementos que para ti hacen memorable una conversación y utilízalos. La neurocomunicación busca despertar emociones para lograr una mejor comunicación. Sin embargo, el tema a tratar y el tipo de público al que vaya dirigido será fundamental a la hora de elegir que emociones prefieres despertar.
Los filtros de la comunicación
Además de los puntos anteriores, la neurocomunicación nos habla de una serie de filtros que usa el cerebro cuando está recibiendo una información. En concreto hablamos de 4 filtros. Por un lado, está el filtro emocional, en el que las personas reaccionaremos mejor o peor ante una comunicación dependiendo de nuestras creencias, valores y emociones que sintamos en ese momento. A continuación, encontramos el filtro histórico, que es el basado en las experiencias previas y en tu historia de aprendizaje. Le sigue el filtro futuro, sustentado en tus expectativas y metas a largo plazo. Y por último el filtro social, basado en tu situación económica, familiar, cultural, etc.
Es muy útil conocer estos filtros para planear qué línea argumentativa vas a usar a la hora de encarar una conversación para que esta sea lo más efectiva posible.
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