Es posible que a nivel profesional o personal sientas que podrías mejorar tus habilidades de liderazgo. Estas habilidades pueden ayudarte a emprender nuevos proyectos, a conseguir los objetivos que llevas tiempo buscando en tu trabajo o, incluso, a hacerte más asertivo y a poder expresar tus opiniones en tu grupo de amigos o familia si es que te sientes algo cohibido en estas interacciones. Por ello, en este artículo te traemos algunas de las mejores formas para mejorar tus habilidades de liderazgo, las cuales te traerán beneficios en diversas áreas de tu vida.
Cómo comenzar
Las habilidades de liderazgo no se alcanzan solo trabajando duro y a golpe de técnicas concretas, tendrás que poner en práctica y mejorar habilidades sociales que nunca antes habías usado, como la de asumir el liderazgo. Seguro que estás pensando que hay personas que tienen una capacidad natural para asumir el mando y ser buenos líderes de equipo, pero ten por seguro que si trabajas en ello tú también puedes llegar a ese nivel de habilidad.
Un primer punto interesante es poner orden en tu vida personal y profesional, es decir, debes volverte una persona disciplinada si no lo eras antes. Esto incluye cosas como entregar trabajos de manera pulcra y respetando las fechas límites, practicar la puntualidad o ser ordenado. Si no te consideras una persona que cumpla con estos requisitos, no te preocupes, empieza poco a poco para no agobiarte. Puedes empezar por tu propia casa o habitación, limpiándola y ordenándola, creando así un ambiente que favorezca la propia disciplina. El ponerse un horario con una rutina de deporte, ejercicios o meditación es algo que puede ayudarte enormemente. Empezarás a planificar el tiempo y te ayudará a marcarte metas a largo plazo. Al fin y al cabo, antes de asumir el liderazgo de un grupo debes asumir el liderazgo de tu propia vida.
Empieza a asumir más responsabilidades
Una de las habilidades de liderazgo más importantes que debes cultivar es asumir responsabilidades que antes no tenías. Sé realista contigo mismo, no se trata de sobrecargarte de trabajo, si crees que dispones del tiempo para asumir otras tareas, hazlo. Incluso puedes empezar tu propio proyecto personal. La iniciativa es una cualidad muy ligada a las habilidades de liderazgo y te ayuda a salir de tu zona de confort, a aprender más sobre otros temas y a organizar mejor el tiempo del que dispones.
Estudia los problemas que se te presentan
La capacidad de afrontar un problema parándote a pensar en la solución y en la manera de resolverlo es algo que se valora mucho y que es básico en las habilidades de liderazgo. Muchas veces actuamos de forma impulsiva ante los problemas y esto puede llevar a agravarlos o acrecentarlos. Estudia el problema y el plazo que tienes para solucionarlo, plantea diferentes soluciones y elige la que mejor creas que se adapte a esas circunstancias concretas. Y, como no, no olvides que esto es algo que también puedes poner en práctica en tu vida personal.
Que no te asuste delegar
Mucha gente piensa que no hay mejor manera de hacer algo que hacerlo tú mismo. Esto puede ser cierto en determinadas ocasiones, pero si cuentas con gente que tiene habilidades personales o técnicas que puedan ser de ayuda para resolver el problema al que te enfrentas, no tengas miedo en dejar que otra persona se encargue. Es importante, además, que tengas en cuenta las opiniones de la gente a la que estás liderando y que las tomes seriamente en consideración. Tienes que saber escuchar y observar lo que los miembros del equipo están y no están diciendo con su lenguaje no verbal. La comunicación es probablemente la piedra angular de las habilidades de liderazgo.
Aborda los problemas del equipo
En un grupo se suelen pasar por alto las rencillas personales entre sus miembros, pero es un error. Al final esto influye en las dinámicas del grupo, en la productividad y en la forma de trabajar. No tengas ningún apuro en abordarlas y proponer soluciones, alguien con buenas habilidades de liderazgo nunca ignoraría los problemas que están surgiendo en el grupo. Lleva a las personas implicadas a un lugar tranquilo y habla con ellas con naturalidad, manteniendo una postura imparcial y animando a esas personas a encontrar soluciones que satisfagan a ambas partes.
El refuerzo, tu mejor aliado
Si algo ha fallado, tómalo como algo sobre lo que aprender. Está bien repasar los fallos que hayáis podido tener como equipo de forma constructiva. Anima al grupo a no rendirse ante los contratiempos y a continuar para hacerlo mejor la próxima vez. Usa más “la zanahoria” que el “látigo”. Y por supuesto, demuéstrales que tú también cometes errores y haz autocrítica de las cosas que podrías mejorar en un futuro.
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