En muchas ocasiones puede ser frustrante sentir que te estás esforzando por conseguir algo y no obtener los resultados que te has propuesto. Esto es bastante común en ámbitos como el rendimiento académico y sus resultados. Puedes sentir que le estás dedicando un tiempo y una energía enorme, pero no verse reflejado en la evaluación. Aunque te pueda la frustración en un primer momento, basta con cambiar algunas cosas para que todo ese empeño que le estás poniendo llegue a buen puerto.
Elige tu espacio
Puede que pienses que cualquier sitio es bueno para estudiar y, si tu capacidad de concentración es muy elevada, esta afirmación será cierta. Sin embargo, en la mayoría de los casos, lo mejor para mejorar tu rendimiento académico es elegir tu espacio de estudio y darle cierto orden. Por ejemplo, si has elegido que el mejor sitio para estudiar es tu habitación, lo mejor será que la ordenes antes de estudiar para evitar distracciones. Además, siguiendo este ejemplo, por regla general un espacio ordenado invita más al estudio y a la reflexión.
También es importante que selecciones un sitio en el que dejar tu móvil o cualquier otro elemento que pueda distraerte y comprometerte contigo mismo a no usarlo hasta que acabe tu sesión. Cuanto más difícil te lo pongas, mejor. Puedes incluso dejarlo en otra parte de la casa.
Organízate
Para rendir más en tus estudios es importante que organices tu tiempo y te crees un horario. Lo ideal es dejarlo por escrito e imprimirlo para ponerlo en un sitio que tengas a la vista y así cumplirlo con más facilidad. Además, y de forma paulatina, puedes ir aumentando el número de horas de estudio si piensas que el tiempo que le dedicas no es suficiente. Incluso, puedes planificarte para empezar poco a poco al principio e ir aumentando las horas de estudio según se acerca la fecha en la que tengas que examinarte o entregar un trabajo. Si te organizas bien, puedes también incluir en tu plan diario momentos de ocio, importantes para desconectar.
Los momentos de descanso son cruciales para que tener un buen rendimiento académico. Asegúrate de dormir al menos 8 horas y de hacer descansos al menos cada hora y media de 5 o 10 minutos para levantarte del asiento y estirar.
Practica deporte y meditación
Los investigadores del área de la educación llevan años comprobando por medio de estudios la relación entre la realización de algún deporte físico y el rendimiento académico. Esto es debido a que el deporte ayuda con la ansiedad académica disminuyéndola de forma considerable. Por otro lado, el ejercicio físico ayuda a oxigenar más el cuerpo y el cerebro, mejorando el rendimiento académico a la hora de estudiar.
Otra técnica bastante interesante es la meditación. En diversos estudios se indica que mejora el rendimiento académico, la concentración e incluso lleva a asumir las tareas académicas de forma más positiva.
Comparte lo que ya sabes
Una muy buena técnica para mejorar el rendimiento académico es explicar lo que ya has aprendido y entendido con algún grupo de amigos o conocidos que compartan la carga académica contigo. Esta actividad te llevará a ordenar las ideas que has estado aprendiendo para poder explicarlas de la mejor forma posible, lo cual ya te estará preparando en cierta medida para una evaluación. Además, al compartir lo que sabes surgirán dudas que quizás no te hubieras planteado y te ayudará a clarificar conceptos. Por otro lado, puede que tú no hayas entendido algo, pero que en cambio alguien del grupo sí sepa responder a esas dudas con un lenguaje más llano y no tan académico, lo que te hará comprender mejor el tema de estudio. Os ayudaréis mutuamente.
Dale la importancia justa a las cosas
Muchas veces el no tener un rendimiento académico adecuado va ligado a la ansiedad que te produce la idea de no alcanzar determinado resultado. En este punto lo ideal es relativizar antes de tener que afrontar una prueba y darle la importancia justa. Un examen no va a cambiar tu vida, incluso si es un examen crucial, como el de una oposición, siempre podrás volver a intentarlo habiendo aprendido de tus fallos y conociendo cómo va a ser el examen. Si te has dado cuenta de que lo que te ha hecho fallar han sido los “nervios”, ponte a trabajar sobre ellos y busca una forma de gestionar o afrontar esa ansiedad.
Si no has llegado a los resultados que querías podrás también pensar que no vales para eso, pero lo ideal es centrarte en cosas que sí puedas cambiar. Por ejemplo, lo más probable no es “que no valgas para eso” sino que le hayas dedicado poco tiempo o te falte aprender técnicas de estudio que te ayuden a memorizar mejor el temario.
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